-¡
Daniela...!
-¡
Usted no sirve para nada!-
-¡
Inútil, sólo trae problemas!-
-
Siempre fui despreciada...por un infierno, ¡¿por qué sólo yo debo sufrir?! ¡¿Por qué sólo yo cargo con lo más difícil?! .Todos replican no entenderme ¡¿se hacen los sordos?! Estaré loca en un mundo de fantasías.
-
Sólo se preocupa por usted... y ya estoy cansada de verla. Mejor, ¡desaparezca de mi vida!-
-Entonces adiós...mamá.
I.
Sólo tenía quince años….
Así empieza todo...una discusión, tras otra, tras otra, tras otra... me toman por loca... Cogí mis cosas, hice un pequeño paquete con ellas, las guardé en una maleta, cerré la puerta y desaparecí de ahí. "¿A dónde se supone que iré o escaparé?...Todo se derrumba. Mi familia me toma por loca". Nunca me sentí con la valentía suficiente para desaparecer de mi propio hogar, sin embargo no iba a soportar más regaños, más golpizas, más heridas, más cortadas, más sufrimiento, más maltrato... ¡no!. No soy un simple juguete, con el que al jugar, lo puedes romper, dañar, y destruir... Eso era en mi hogar, un objeto para desquitar la rabia.
Era tarde...todo estaba completamente oscuro...caminé dos calles más volteé, seguí caminando, vi un parque pequeño, se veía acogedor pero... no vi a nadie, sólo el cielo que me acompañaba en mi tristeza, sin embargo...no dejaré que mis lágrimas se derramen por mi rostro... ¿ahora soy libre, no? .Quizá no hayan más razones para llorar, me alegro de haber escapado de ese infierno.
En el que cada mañana me sentía miserable, llorando al despertar. Ya me cansé de fingir, de actuar...era infeliz allí, ya nadie puede compensarme...será un silencio eterno. Siempre estuve destinada a estar sola, supongo. No tengo por qué depender de nadie...todos abusaron de mí.
Sentí un ardor en mis piernas, por el frío de la calle se me había olvidado todo el daño...por el que pasé hace unos minutos. Era un ardor horrible...caí al suelo, no lo pude evitar, mi rostro se golpeó con el pavimento del suelo y sangró un poco...ni mis brazos ni mis manos respondían, no pude evitar caerme, estaba débil y era difícil mantenerme en pie. Levante la cabeza y miré la hora en el reloj de mi muñeca...eran las 12:27 am, ya era bastante tarde... pero no me importaba, el tiempo no era nadie para decirme que hacer. ¡Soy libre! Sin embargo, el dolor si lograba dominarme. Aún con mi cabeza en el pavimento, sentía el ardor en las piernas, era realmente horrible. Difícilmente, giré mi cuerpo y deje mi maleta con mis cosas a un lado, mi rostro quedó mirando al cielo, vi un bello cielo estrellado, con una luna gigantesca…Cómo la odio, siempre está siguiéndome cuándo estoy al borde de caer en el fango, es molesto…además
él…solía llamarla Luna…
a ella. La persona que destrozó por completo mi vida empujándome al borde del abismo.
Él era mí vida, era la única persona por la cual yo respiraba, sonreía, amaba…era mi razón. Siempre recordaré ese cálido sentimiento de amor, al besar sus labios, al agarrar su mano, acariciar su rostro, al intercambiar dulces palabras de afecto y sonrisas. Fueron buenos días…pero se acabó.
Ella, era una mujer común, quizá una o dos veces la pude ver personalmente pero nunca tuve el atrevimiento de dirigirle alguna palabra o insulto, simplemente…me hacía la ciega. Yo no podía soportar…ver como ellos se complacían uno al otro, finalmente yo quedando en el medio. Cómo si ellos, fueran algo más que unos simples
“conocidos” y vaya que lo eran, eran mi razón de desgracia. Era horrible…sentir ese vacío de que la persona amada, prefiere a alguien más, y sólo te tiene como adorno a pesar de tantas palabras, y tanta confianza…
yo me fui al infierno. Es por ti que me siento triste... Pero,
¿Por qué me dolió sólo a mí?
Ahora sólo quedan recuerdos tuyos…que opacan mi esperanza.
Desearía olvidarlo, y quizá, sólo así dejar de sufrir, para poder disfrutar de una vida sin restricciones, haciendo lo que me plazca…soy demasiado joven.
El cielo se opacaba con las nubes, todo se hacía más y más oscuro, me agradaba pensar que no volvería a amanecer…y quedarme aquí acostada, aquí muerta por dentro, aquí destruida en el interior, haciéndome sufrir a mi misma con pensamientos dolorosos, de un doloroso pasado.
De tanto pensar…el dolor de mis piernas desaparecía, tenía uno mayor en el alma. Sin embargo, quería mirar que sucedía con mi cuerpo, ya no recuerdo mucho lo que sucedió hace unos minutos.
Me senté, retiré un poco la parte de abajo de mi pantalón y la subí hacia mi rodilla, ahora lo recuerdo todo. Había varios moretones, varias cortadas y varias áreas de piel enrojecidas por los golpes, no sentía mis manos, estaban congeladas al igual que mis brazos. Yo me encontraba en condiciones críticas pues al igual que mis piernas, mis brazos estaban cortados y maltratados, llenos de cicatrices. Y no lo negaré, algunas de éstas fueron hechas por mí. Por un intento fallido de dejar de existir, por olvidarme de mi vida, por estar cayendo en un abismo sin fin. Me miré y caí en el desprecio…me siento horrible
-¡SOY HORRIBLE!- grité. Puesto que, estaba muy delgada…por la tristeza me cree hace unos meses, varios trastornos alimenticios recudiéndome a sólo una comida por día, que solía ser muchas veces sólo una manzana, o un poco de arroz. Yo estaba acabada, demacrada, destruid. Mi rostro, estaba con un poco de sangre por el golpe, mis ojos, estaban rojos y bastante irritados por las lágrimas, unas lágrimas negras, ya que se llevaban junto con mi tristeza, mi maquillaje. Yo solía usar un poco de delineador para no sentirme ni verme tan mal.
No pude evitar llorar al verme, al recordar todo lo que me había hecho ¿por querer sufrir? No lo sé… sólo sé, que he perdido totalmente la cabeza.
Me levanté del suelo, recogí mis cosas y seguí caminando por el parque viendo como estaba cubierto el césped por las gotas de rocío y como la luna iluminaba todo, se veía realmente hermoso. Más adelante, vi algo ¿o alguien? Creo que era una persona. Estaba sentado en la rama de un pino bastante alto, se encontraba aproximadamente a cinco metros del suelo. ¿Cómo es posible que un humano pueda sentarse ahí? Yo lo veía bastante imposible… Además, ¿qué hace alguien a estas horas allí sentado? Quise acercarme más a ver quién era... ¿Será que esta triste como yo? ¿Será que está deprimido? ¿Lo podré ayudar?
Caminé doce pasos más, hasta estar a una distancia más o menos para lograr percibir cuál era su género. Yo estaba a dos metros de aquél árbol, lo vi y sentí, aquel cruce de miradas…ahora que me ha visto ¿me hará daño? ¿o será que él es sólo mi imaginación? …
Vi como bajaba de un salto hasta el suelo, ¡era increíble! Bajo con tal destreza, cuál gato que deambula en las calles. Bajo sin un rasguño. Para mi sorpresa, era un hombre, bastante joven aproximadamente de diez y siete años.
Se encontraba al frente mío, mirándome a los ojos, unos ojos hermosamente delineados por la sombra de la noche, marrón rojizos, más oscuros que la sangre pero de la misma tonalidad. La luna se reflejaba en ellos, eran grandes y bellos, nunca había visto unos ojos humanos así, y su piel, era perfecta, no logré ver ninguna imperfección en ella, era muy pálida y blanca. Asimismo, su cabello, negro un poco largo y lacio con mechones que cubrían su frente, le acentuaba la forma del rostro, tan fino como un ángel, todo hacía que resaltaran sus labios, rosado pálido, se veían suaves pero a la vez fríos. Estaba vestido con un pantalón negro, un poco pegado a sus piernas, tenía cadenas que colgaban, y un abrigo negro y largo. Lo hacían lucir bastante peligroso…me entró el temor, le di la espalda y estaba dispuesta a irme de allí.
-Soy Gabriel-.
Pronunció.